Uno de los aspectos esenciales para diseñar el dormitorio perfecto es la elección de los colores que lo decorarán. Saber cuáles son los colores que relajan será fundamental para crear un ambiente sereno y equilibrado, ideal para un buen descanso.
Círculo cromático: la creación de los colores
Para entender las características de los colores y cuáles son las sensaciones que transmiten es importante conocer la formación de los colores y el círculo cromático.
Rojo, amarillo y azul son los tres colores primarios a partir de los cuales se forman los secundarios, naranja, verde y violeta. Los terciarios se consiguen gracias a la mezcla, a partes iguales, de un primario y un secundario, obteniendo así los 12 colores básicos.
El resto de tonalidades se crean a partir de combinaciones entre estos 12 colores, el blanco y el negro.
Si creamos una línea imaginaria en diagonal que cruce el círculo cromático entre el verde y el amarillo a un lado y el violeta y azul al otro, podremos distinguir cuáles son los colores llamados fríos y los cálidos.
Los tonos fríos son aquellos que provienen del azul mientras que los cálidos contienen rojo y amarillo.
Sensaciones de los colores cálidos y fríos
Los colores cálidos transmiten una alta sensación energética, son estimulantes, vitales y alegres, perfectos para utilizar en ambientes en los que necesitemos estimular este tipo de sensaciones, y espacios de grandes dimensiones en los que sea necesario crear un efecto específico, como aumentar visualmente el tamaño del mobiliario para que se vea más confortable y acogedor.
Las tonalidades frías son consideradas como colores que relajan, ya que transmiten impresión de calma y serenidad, por lo que son ideales para aplicar en los dormitorios.
Colores que relajan: Verde, azul y violeta
Estos tres colores y sus derivados son perfectos para crear atmósferas serenas que lleven a la relajación y el descanso, por ello son los más adecuados para el dormitorio.
Verde: el equilibrio perfecto
El verde se crea a partir del azul y el amarillo, por lo que toma las propiedades de los dos colores primarios, la frialdad de uno y la calidez del otro, convirtiéndose así, en un color equilibrado, fresco y pacífico. Es el auténtico rey de los colores que relajan.
Si escoges un verde para decorar tu habitación, debes tener en cuenta que en función de la proporción de azul o amarillo que contenga, será más frío o cálido. Por ejemplo, los verdes con mayor intensidad de amarillo serán más estimulantes que los que contienen más azul, más serenos y relajantes.
Azul: serenidad pura
El azul es el color más frío de todos, y aporta sensación de calma y quietud. Para compensar la frialdad que transmite se puede mezclar con el verde y el violeta, dos colores que contienen pinceladas de amarillo y rojo respectivamente, por lo que tienden a ser más cálidos que el azul puro.
Violetas y rosados: feminidad, misterio y silencio
Por último, tenemos los violeta y rosados, que se consiguen de la mezcla del azul y el rojo. En esencia se trata de tonalidades con connotaciones muy femeninas, melancólicas, relacionadas con todo aquello místico y espiritual.
Los tonos violetas son colores que relajan y evocan sensaciones de silencio y misterio, por lo que también son muy adecuados para utilizar en el dormitorio.
Colores neutros
Por supuesto, no podemos olvidarnos de los neutros, blancos, grises, marrones, perlados y negros.
Son fundamentales para crear la base cromática de cualquier espacio y también son considerados colores que relajan, siempre que elijamos las tonalidades más pálidas, especialmente en grises y marrones.
Los blancos y grises claros generan sensación de amplitud y luminosidad, mientras que los marrones aportan masculinidad y sobriedad a los espacios. Los diferentes tonos negros deben aplicarse con medida, especialmente en los dormitorios.
Combinaciones cromáticas: armonía o contraste
Existen distintos tipos de combinaciones de los colores, que provocarán contraste o armonía en los espacios.
En el caso del dormitorio, y si queremos diseñar una habitación tranquila y pacífica, es preferible elegir la combinación en armonía, que se consigue con el uso de colores neutros y fríos.
Combinación monocromática
La combinación monocromática es seguramente la más sencilla de aplicar y con la que conseguiremos crear un dormitorio muy sereno y relajante, en armonía.
Para ello, tan solo tienes que escoger uno de los colores fríos o neutros y jugar con distintos matices de la tonalidad básica, para aplicarla en las paredes, en forma de pintura o papel mural, para la ropa de cama, alfombras, accesorios etc.
Para evitar que la habitación se vea demasiado aburrida puedes utilizar texturas y materiales distintos, tanto en el mobiliario como en los complementos, de modo que se cree cierto contraste.
Combinación análoga
Con la combinación por análogos, también se puede conseguir un dormitorio armónico, aunque con pequeñas pinceladas de suave contraste.
Los colores análogos son aquellos que se encuentran uno al lado del otro en el círculo cromático, por ejemplo, un verde, verde azulado y verde amarillento.
Escoge un color de base y aquellos que están contiguos, en el círculo cromático y conseguirás diseñar un espacio relajante y calmado, perfecto para descansar y dormir plácidamente.
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