Diseñar para una familia es un gran desafío porque es imaginar una casa en constante movimiento: juegos, mochilas en el suelo, almuerzos apurados y siestas compartidas con el perro, etc.
Por eso, al elegir tres piezas de la colección Mundo Interior 2025 de Rosen, me propuse un reto claro: encontrar muebles que dialoguen con la estética sin perder de vista la realidad cotidiana, cada vez más cambiante. Por eso, mi selección responde también a una tendencia creciente en Chile: las familias con hijos pequeños y mascotas representan un porcentaje cada vez mayor dentro de los hogares chilenos, según datos entregados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Estas "nuevas familias" priorizan la funcionalidad sin renunciar al diseño, buscando que el hogar sea un espacio que acompañe, proteja y represente. En ese sentido, la colección de Rosen se convierte en una aliada: propone estética sin rigidez, elegancia sin fragilidad, belleza sin miedo a usarla. Acá mis tres preferidos para ese momento de la vida.
1. Sofá Bari: belleza que resiste
El sofá Bari reduce el mito de que lo funcional no puede ser elegante. Su diseño atemporal y sofisticado se combina con un tapiz de cuero que es fácil de limpiar, no retiene olores ni pelos, y resiste el uso diario de niños y mascotas. Es ese tipo de pieza que uno agradece cada día cuando la vida familiar deja huellas.
2. Mesa Liberty: fluidez, seguridad y estilo
En una casa donde hay juegos, fiestas familiares y mucha circulación por los espacios, las esquinas duras pueden ser enemigas silenciosas. La mesa Liberty, con su forma ovalada, propone un diseño amable, sin cantos filosos y con una presencia moderna que no invade el espacio. Además, al ser más orgánica, permite una mejor circulación en comedores compartidos y espacios multifuncionales.
3. Poltronas Fossvelen: confort práctico y moderno
Las poltronas Fossvelen cumplen con algo que toda casa con hijos necesita: facilidad de mantención. Sus cojines removibles permiten una limpieza más fácil, sin sacrificar diseño. Además, su estructura firme y contemporánea suma estilo a cualquier espacio sin miedo a que se vuelva un campo de batalla infantil.
Porque la decoración, al fin y al cabo, no está pensada para el museo. Está pensada para la vida real.
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