Cuando le das vida a un espacio uno de los desafíos -durante el proceso- es lograr que tenga un sello o personalidad. Pero para eso, primero hay que conocer el estilo propio. Este se logra a través de la vida, de lo que viste en tu casa, en la de tus abuelos, en los viajes, en lo que has observado en la moda y el arte. Así, te vas identificando con lo que te gusta y con lo que te sientes cómoda (o). De esta manera, formas tu propio estilo que plasmas en diferentes espacios.
En el caso mío tuve la suerte de convivir con objetos de arte, muebles con historia, cuadros preciosos… Creo que siempre me gustó estar en espacios armónicos y bien decorados. Hoy mi estilo es ecléctico. Me gusta mezclar lo clásico con lo moderno y lograr ambientes acogedores que te inviten a estar en ellos.
Cuando enfrento un nuevo proyecto de decoración y algunos clientes me dicen que quieren que sus espacios tengan “onda” o “estilo”, para mí es muy importante lograr una muy buena comunicación con ellos. Conocer cuáles son las necesidades que quieren cubrir en el lugar a intervenir, cuáles son los hábitos que tienen y con qué colores y materiales se identifican. Debo ver esa historia que tienen para que forme parte de ese lugar.
Cuando buscas tu estilo puedes descubrir que eres minimalista, rústico, moderno, ecléctico o cualquier otro que te atraiga. Para saber qué es lo que te identifica, investiga, busca inspiración en revistas, sitios web y redes sociales para descubrir qué te gusta y qué te representa, qué cosa o espacio te hacen sentir algo agradable o te dan una buena sensación. Una vez que lo hayas identificado, podrás empezar a seleccionar los elementos decorativos que encajen con él.
En la construcción de tu estilo decorativo, los colores tienen un impacto significativo en el ambiente y, en tu estado de ánimo; además, ¡las combinaciones de tonalidades son infinitas! A mí me gusta mucho el color, les da vida, personalidad y carácter a los espacios. Lo ideal es buscar un tono base que sea neutro (blanco, negro o tierra) y puedes usarlos en las cortinas o sofás. A esos neutros puedes agregar colores en los cojines, cuadros, alfombras, lámparas o libros, usando diferentes tonos que se vean armónicos y combinen entre ellos.
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Finalmente, los objetos personales y los recuerdos son una excelente manera de añadir tu toque personal a la decoración de tu hogar. Exhibe fotografías familiares, recuerdos de tus viajes o cualquier otro objeto especial que te conecte con tus experiencias
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