Vivir Como Soñamos | Rosen > Descanso > Apnea del Sueño en Adultos: Diagnóstico, Tratamiento y Prevención
La apnea del sueño es un trastorno respiratorio del sueño que afecta significativamente la calidad de vida de quienes la padecen. Según datos recientes, el 75% de los chilenos experimenta problemas de sueño con posibles repercusiones en su salud.
Este trastorno se caracteriza por pausas respiratorias durante el sueño que pueden durar desde unos segundos hasta minutos, lo que genera una disminución del oxígeno en sangre y fragmentación del sueño. La apnea del sueño no solo provoca cansancio diurno, sino que también está asociada a graves problemas de salud como hipertensión, enfermedades cardiovasculares y deterioro cognitivo. El reconocimiento temprano y el tratamiento adecuado son fundamentales para prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida.
¿Qué es la apnea del sueño?
La apnea del sueño es un trastorno respiratorio que se caracteriza por interrupciones repetitivas de la respiración durante el sueño. Estas pausas, conocidas como apneas, pueden ocurrir varias veces por noche, a veces hasta cientos de ocasiones, provocando que la persona afectada pase de un sueño profundo a uno más ligero.
Existen tres tipos principales de apnea del sueño: obstructiva, central y mixta. La apnea obstructiva del sueño (AOS) es la más común y ocurre cuando los músculos de la garganta se relajan demasiado durante el sueño, bloqueando parcial o completamente las vías respiratorias. La apnea central del sueño se produce cuando el cerebro no envía señales adecuadas a los músculos que controlan la respiración. Finalmente, la apnea mixta es una combinación de ambos tipos.
Según un estudio realizado por la Universidad de Chile en 2022, existe un alto riesgo de apnea del sueño en la población chilena, especialmente en adultos con sobrepeso y mayores de 40 años. Este estudio señala que la prevalencia de la apnea del sueño se ha incrementado en los últimos años, posiblemente asociada al aumento de la obesidad en el país.
Factores de riesgo y causas
Diversos factores aumentan la probabilidad de desarrollar apnea del sueño. Entender estos factores es crucial para identificar a las personas en riesgo y establecer medidas preventivas adecuadas.
El sobrepeso y la obesidad son los principales factores de riesgo para la apnea obstructiva del sueño. El exceso de tejido adiposo alrededor del cuello puede estrechar las vías respiratorias superiores, dificultando el paso del aire durante el sueño. Según la Revista Médica de Chile (2024), el índice de masa corporal elevado es uno de los predictores más significativos para desarrollar este trastorno.
La anatomía de las vías respiratorias también juega un papel importante. Algunas personas nacen con vías respiratorias estrechas, amígdalas grandes, adenoides aumentadas o un maxilar inferior pequeño, lo que predispone a la obstrucción durante el sueño. Estos factores anatómicos pueden verse agravados por la edad, ya que los músculos tienden a perder tono con el paso de los años.
El género y la edad son factores relevantes. Los hombres tienen mayor riesgo de padecer apnea del sueño que las mujeres, aunque esta diferencia disminuye después de la menopausia. Asimismo, el riesgo aumenta con la edad, siendo más prevalente en adultos mayores de 40 años.
Los antecedentes familiares también incrementan el riesgo, sugiriendo una predisposición genética al trastorno. Si tienes familiares directos con apnea del sueño, tu probabilidad de desarrollarla es mayor.
Ciertos hábitos de vida como el consumo de alcohol, el tabaquismo y el uso de sedantes aumentan el riesgo de apnea. El alcohol y los sedantes relajan los músculos de la garganta, mientras que el tabaco puede causar inflamación y retención de líquidos en las vías respiratorias superiores.
Algunas condiciones médicas están asociadas con un mayor riesgo de apnea del sueño, como la hipertensión arterial, la diabetes tipo 2, el hipotiroidismo y el síndrome de ovario poliquístico en mujeres.
Síntomas y señales de alerta
Reconocer los síntomas de la apnea del sueño es fundamental para buscar ayuda médica oportuna. Muchas personas con este trastorno no son conscientes de que lo padecen, y son sus parejas o familiares quienes primero notan las señales.
El ronquido intenso y crónico es el síntoma más común y visible. Sin embargo, no todas las personas que roncan tienen apnea del sueño, pero casi todas las personas con apnea roncan. Lo característico es que el ronquido sea fuerte e irregular, con pausas que pueden ir seguidas de resoplidos o jadeos.
Las pausas respiratorias durante el sueño, observadas generalmente por la pareja o familiares, son una señal inequívoca de posible apnea. Estas pausas pueden durar desde unos segundos hasta más de un minuto y suelen terminar con un jadeo o resoplido.
La somnolencia diurna excesiva es otro síntoma principal. Las personas con apnea del sueño pueden quedarse dormidas en situaciones inapropiadas, como durante conversaciones, comidas o incluso mientras conducen, lo que aumenta significativamente el riesgo de accidentes.
El cansancio crónico a pesar de dormir las horas recomendadas es común en quienes padecen este trastorno. Este cansancio se debe a la fragmentación del sueño por las repetidas interrupciones respiratorias, impidiendo alcanzar un descanso reparador.
Otros síntomas incluyen despertar con sequedad bucal o dolor de garganta, dolor de cabeza matutino, problemas de concentración y memoria, cambios de humor e irritabilidad, disminución de la libido y despertares nocturnos con sensación de ahogo o asfixia.
Si experimentas varios de estos síntomas, especialmente somnolencia diurna excesiva y ronquidos intensos, es recomendable consultar con un médico para una evaluación adecuada.
Cómo diagnosticar la apnea del sueño
El diagnóstico preciso de la apnea del sueño requiere un proceso estructurado que comienza con la evaluación clínica y puede incluir estudios especializados del sueño.
La evaluación clínica inicial es realizada por un médico general o especialista en medicina del sueño. Durante esta consulta, el profesional evaluará los síntomas, antecedentes médicos, factores de riesgo y realizará un examen físico enfocado en las vías respiratorias superiores, cuello y otras características anatómicas relevantes.
Los cuestionarios validados como la Escala de Somnolencia de Epworth o el Cuestionario de Berlín son herramientas útiles para evaluar el riesgo de padecer apnea del sueño y la gravedad de la somnolencia diurna. Estos instrumentos ofrecen una primera aproximación que puede orientar al médico hacia la necesidad de estudios más específicos.
La polisomnografía es el exámen para diagnosticar la apnea del sueño. Este estudio se realiza en un laboratorio del sueño bajo supervisión médica durante toda la noche. Durante la prueba se registran múltiples parámetros fisiológicos como la actividad cerebral, movimientos oculares, actividad muscular, flujo de aire, esfuerzo respiratorio, ritmo cardíaco y niveles de oxígeno en sangre.
La poligrafía respiratoria es una alternativa más accesible que puede realizarse en el domicilio del paciente. Aunque registra menos parámetros que la polisomnografía (principalmente respiratorios), puede ser suficiente para diagnosticar apnea del sueño moderada a severa en pacientes con alta sospecha clínica.
En Chile, existen centros especializados en trastornos del sueño donde se pueden realizar estos estudios. Instituciones como el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, la Clínica Las Condes, el Hospital del Tórax y varios centros privados cuentan con unidades de sueño equipadas para realizar polisomnografías y otros estudios diagnósticos.
El médico puede complementar el diagnóstico con otros exámenes como radiografías de cabeza y cuello, tomografías o evaluaciones por otorrinolaringólogo para descartar obstrucciones anatómicas específicas.
Consecuencias de la apnea del sueño no tratada
La apnea del sueño que no recibe tratamiento puede tener graves repercusiones en la salud y calidad de vida. Los estudios citados anteriormente advierten sobre las siguientes consecuencias.
Los riesgos cardiovasculares son de las complicaciones más serias. Los episodios repetidos de caída en los niveles de oxígeno en sangre durante las apneas someten al corazón a un estrés significativo. Esto puede provocar hipertensión arterial, arritmias cardíacas, enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca e incluso aumentar el riesgo de sufrir un infarto al miocardio. Según la Revista Médica de Chile (2024), las personas con apnea del sueño moderada a severa no tratada tienen un riesgo dos a tres veces mayor de desarrollar hipertensión.
El impacto en la salud mental es considerable. La fragmentación del sueño y la disminución de oxígeno cerebral pueden contribuir al desarrollo de trastornos como depresión, ansiedad y cambios de personalidad. Estos trastornos no solo afectan al individuo sino también a sus relaciones interpersonales y familiares.
La afectación del rendimiento laboral es otra consecuencia significativa. La somnolencia diurna excesiva y los problemas de concentración pueden reducir la productividad, aumentar el ausentismo laboral y limitar las oportunidades de desarrollo profesional. Algunos estudios sugieren que las personas con apnea del sueño no tratada tienen tasas de ausentismo laboral hasta tres veces mayores que la población general.
El riesgo de accidentes aumenta considerablemente. La somnolencia diurna incrementa entre 2 y 7 veces el riesgo de sufrir accidentes de tránsito o laborales. Este riesgo es comparable al de conducir bajo los efectos del alcohol, lo que convierte a la apnea del sueño no tratada en un problema de seguridad pública.
Entre las complicaciones a largo plazo se incluyen alteraciones metabólicas como resistencia a la insulina y diabetes tipo 2. La apnea del sueño también puede exacerbar condiciones neurológicas como la epilepsia, cefaleas crónicas y deterioro cognitivo.
La calidad de vida de las personas con apnea del sueño no tratada disminuye significativamente, afectando todos los aspectos de su vida cotidiana. El tratamiento oportuno puede revertir o reducir muchas de estas complicaciones, mejorando no solo los síntomas específicos del trastorno sino también la salud general.
Tratamientos disponibles
Afortunadamente, existen diversas opciones de tratamiento para la apnea del sueño, adaptadas a la gravedad del trastorno y las características individuales de cada paciente. La elección del tratamiento adecuado debe ser guiada por un especialista en medicina del sueño.
El CPAP (Presión Positiva Continua en las Vías Respiratorias) es considerado el tratamiento de primera línea para la apnea obstructiva del sueño moderada a severa. Este dispositivo suministra aire a presión constante a través de una mascarilla nasal o facial, manteniendo las vías respiratorias abiertas durante el sueño. Estudios citados en la Revista Médica de Chile (2024) demuestran que el uso regular de CPAP mejora significativamente la calidad del sueño, reduce la somnolencia diurna y disminuye el riesgo de complicaciones cardiovasculares. La adherencia al tratamiento es crucial para obtener beneficios óptimos.
El BiPAP (Presión Positiva de Dos Niveles en las Vías Respiratorias) funciona de manera similar al CPAP, pero proporciona dos niveles de presión: uno más alto durante la inhalación y otro más bajo durante la exhalación. Este sistema resulta más cómodo para algunos pacientes, especialmente aquellos con problemas para exhalar contra la presión constante del CPAP o quienes padecen apnea central o mixta.
Los dispositivos de avance mandibular son una alternativa para casos leves a moderados de apnea obstructiva. Estos aparatos, similares a un protector bucal, mantienen la mandíbula inferior y la lengua en posición adelantada, ampliando el espacio en la parte posterior de la garganta. Son particularmente útiles para pacientes que no toleran el CPAP o que prefieren una opción más portátil para viajes.
Las cirugías correctivas pueden considerarse en casos específicos donde existen anomalías anatómicas identificables. Procedimientos como la uvulopalatofaringoplastia, adenoamigdalectomía, cirugía nasal o avance maxilomandibular buscan eliminar o reducir las obstrucciones físicas. Sin embargo, estos procedimientos no garantizan la resolución completa de la apnea y su efectividad varía según el caso.
En cuanto a la cobertura de tratamientos en el sistema de salud chileno, el plan AUGE y GES incluyen el diagnóstico y tratamiento de la apnea obstructiva del sueño en adultos con factores de riesgo cardiovascular. Esto garantiza el acceso a polisomnografía o poligrafía diagnóstica y al tratamiento con CPAP para casos moderados a severos. Es importante consultar con el Fonasa o tu Isapre para conocer los detalles específicos de cobertura y los centros de atención disponibles.
Recuerda que el éxito del tratamiento depende en gran medida de la adherencia. Muchos pacientes abandonan el uso del CPAP debido a incomodidades iniciales, pero con el seguimiento adecuado y los ajustes necesarios, la mayoría logra adaptarse y experimentar mejoras significativas en su calidad de vida.
Cambios en el estilo de vida para mejorar la apnea
Además de los tratamientos médicos, los cambios en el estilo de vida pueden tener un impacto significativo en la reducción de los síntomas de la apnea del sueño. Según los estudios citados, estas modificaciones son especialmente efectivas en casos leves a moderados y pueden potenciar los beneficios de otros tratamientos.
El control de peso es una de las medidas más efectivas. La pérdida de peso, incluso moderada, puede reducir significativamente la gravedad de la apnea obstructiva del sueño.
La posición al dormir influye considerablemente en la frecuencia y gravedad de los episodios de apnea. Dormir de espaldas (posición supina) suele empeorar los síntomas, ya que en esta posición la lengua y los tejidos blandos del paladar tienden a caer hacia atrás, obstruyendo la vía aérea. Entrenar para dormir de lado mediante técnicas como coser una pelota de tenis en la espalda de la pijama o utilizar almohadas especiales puede ayudar a mantener una posición lateral durante el sueño.
La higiene del sueño comprende un conjunto de prácticas que favorecen un sueño de calidad. Estas incluyen mantener horarios regulares para acostarse y levantarse, crear un ambiente propicio para el descanso (oscuro, silencioso y con temperatura adecuada), evitar pantallas al menos una hora antes de dormir y establecer rutinas relajantes previas al sueño. Un sueño más profundo y de mejor calidad puede reducir la frecuencia de los episodios de apnea.
Evitar alcohol y sedantes es especialmente importante para quienes padecen apnea del sueño. Estas sustancias relajan excesivamente los músculos de la garganta, agravando la obstrucción de las vías respiratorias durante el sueño. El alcohol consumido hasta seis horas antes de dormir puede aumentar significativamente la frecuencia y duración de las apneas.
El ejercicio regular aporta múltiples beneficios para quienes padecen apnea del sueño. Además de contribuir al control del peso, el ejercicio mejora el tono muscular general, incluyendo los músculos respiratorios, y promueve un sueño más profundo y reparador. La recomendación es realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada, como caminar a paso rápido, nadar o andar en bicicleta.
Es importante destacar que estos cambios en el estilo de vida no reemplazan el tratamiento médico en casos moderados a severos de apnea del sueño, pero pueden complementarlo y mejorar sus resultados. Consulta siempre con tu especialista antes de implementar cambios significativos en tu rutina, especialmente si padeces otras condiciones médicas.
Vivir con apnea del sueño
Adaptarse a vivir con apnea del sueño y su tratamiento puede representar un desafío inicial, pero con el enfoque adecuado, es posible llevar una vida plena y saludable.
La adaptación al tratamiento, especialmente al CPAP, es un proceso gradual que requiere paciencia. Muchos pacientes experimentan dificultades al principio: incomodidad con la mascarilla, sensación de claustrofobia, irritación cutánea o ruido del equipo. Sin embargo, con ajustes personalizados y práctica, la mayoría logra adaptarse. Es recomendable comenzar usando el CPAP durante períodos cortos durante el día mientras estás despierto, para luego extender su uso a toda la noche. Los modernos equipos disponibles en Chile ofrecen opciones para personalizar presiones, humidificación y tipos de mascarillas, haciendo más confortable la experiencia.
El apoyo familiar juega un rol fundamental en la adherencia al tratamiento. Cuando la pareja y otros familiares comprenden la importancia del tratamiento y brindan apoyo emocional, las posibilidades de éxito aumentan considerablemente. La comunicación abierta sobre las dificultades y logros relacionados con el manejo de la apnea contribuye a crear un entorno favorable para el tratamiento consistente.
En Chile existen grupos de apoyo para personas con apnea del sueño, tanto presenciales como virtuales. Estos grupos permiten compartir experiencias, consejos prácticos y apoyo emocional con otras personas que enfrentan desafíos similares. Instituciones como la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias organiza periódicamente charlas informativas y talleres sobre manejo de la apnea del sueño. Participar en estas comunidades puede ayudarte a sentirte menos aislado y más motivado para mantener tu tratamiento.
El seguimiento médico regular es esencial para el manejo exitoso de la apnea del sueño a largo plazo. Las citas de control permiten evaluar la efectividad del tratamiento, realizar ajustes necesarios y abordar cualquier complicación. La frecuencia de estas visitas varía según la gravedad de la apnea y la respuesta al tratamiento, pero generalmente se recomienda un control cada 6-12 meses una vez estabilizada la condición.
Recuerda que la apnea del sueño es una condición crónica que requiere manejo continuo, pero con el tratamiento adecuado, los síntomas pueden controlarse efectivamente, mejorando significativamente tu calidad de vida y reduciendo los riesgos para tu salud a largo plazo.
Conclusiones sobre la apnea del sueño en adultos
La apnea del sueño representa un desafío significativo para la salud pública en Chile. Esta condición, caracterizada por pausas respiratorias durante el sueño, va mucho más allá de ser simplemente un problema de ronquidos molestos; constituye un factor de riesgo serio para diversas complicaciones cardiovasculares, metabólicas y neurológicas.
Las herramientas diagnósticas como la polisomnografía y la poligrafía respiratoria están disponibles en el sistema de salud chileno, facilitando la identificación temprana de esta condición. Los tratamientos actuales ofrecen alternativas efectivas para controlar los síntomas y reducir las complicaciones asociadas. La elección del tratamiento debe individualizarse según la gravedad de la apnea, las características del paciente y sus preferencias.
Si sospechas que puedes padecer apnea del sueño, no dudes en consultar con un especialista. El diagnóstico y tratamiento temprano pueden marcar una diferencia significativa en tu calidad de vida y salud a largo plazo. Recuerda siempre consultar con tu médico antes de implementar cualquier cambio significativo en tu tratamiento o estilo de vida.
¿Has experimentado alguno de los síntomas mencionados en este artículo? ¿Conoces a alguien que podría beneficiarse de esta información? Comparte tu experiencia en los comentarios.
Recuerda: consulta siempre con tu médico antes de implementar cualquier cambio en tu régimen de sueño o tratamiento. La información proporcionada en este artículo tiene carácter informativo y no sustituye la atención médica profesional.

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